Encierro Mental

Desde hace un tiempo me viene rondando la idea de cambiarme del lugar dónde vivo. No es que algo en particular me incomode, es un espacio amplio, muy iluminado, funcional, moderno y ubicado al lado de un parque por lo que tengo el privilegio de escuchar los pajaritos cada mañana. En resumen un lugar lindo. Sin embargo, no termino de sentirlo mío; por más que lo he rediseñado y redecorado varias veces, algo no me permite sentirme plena aquí. En varias ocasiones he tenido el impulso de irme, pero cuando pienso en el tiempo que me va a tomar encontrar un lugar con todas estas características, lo tedioso de una mudanza, sin contar con el gasto que implica y sobre todo pensar que corro el riesgo de no levantarme con los pajaritos cada mañana, hacen que desista de la idea de un cambio. 

Este es un lugar que encierra mucha historia y aunque solo llevo unos 10 años viviendo aquí, que claramente no es la mayor parte de mi vida, si ha sido el período en que que transitado el proceso de transformación que hoy me lleva a estar aquí sentada reflexionando sobre este tema; esa es ni más ni menos la historia que encierra este lugar. 

Anoche tuve un sueño que me ha empujado a escribir sobre esto. Soñe que estaba en un edificio pequeño, angosto (tal como dónde vivo) y estaba haciendo algo relacionado con mi trabajo del mundo corporativo (no recuerdo exactamente que) y se me había ocurrido ir a buscar un documento un día sábado. Iba con alguien que tampoco recuerdo exactamente quién era. Al llegar, la señorita que estaba en la recepción, muy amablemente me indicó que el sábado no había nadie en esa oficina y que al ascensor no le hacían mantenimiento ese día, sin embargo, decidí seguir adelante a buscar ese documento. Subimos por un ascensor que no era ni moderno ni antiguo, pero que evidentemente requería de mantenimiento constante; llegamos a un cuarto piso dónde estaba ubicada la oficina y luego de encontrar el documento y querer tomar el ascensor de vuelta, este falló y no abrió las puertas bien. En mi angustia de quedarnos ahí, empujé dentro a la persona que estaba conmigo para que pudiera bajar y las puertas del ascensor se cerraron. En un cambio de dinámica inexplicable de esas que suelen suceder en los sueños, me encontré dentro de ascensor pero el espacio era una especie de balcón que daba a un vacío interno del edificio y cuando me percaté que el ascensor se había quedado atorado y quise volver a la oficina para hacer algo más inteligente que subirme a un ascensor dañado, me di cuenta que la puerta de esta se había cerrado y no llevaba las llaves conmigo. El sentimiento fue “estoy atrapada y ambas puertas están cerradas”. Al verme allí en el ascensor, pulse el botón de emergencia y la señorita de la recepción de nuevo muy educada y tranquila me avisó que era fin de semana y que mantenimiento no trabajaba, había que esperar hasta el lunes para llamar, pero que la agenda para que ellos vinieran era entre uno y dos meses. “¿Bueno pero qué locura es esta?, pensé”, y seguido le pregunté si era posible llamar a los bomberos, imaginando que era una emergencia, estaba atrapada y vendrían con un carro escalera a sacarme de allí. Lo siguiente que pensé era que en efecto me iba a demorar un poco, llegaría a casa tarde y que si me daba hambre o ganas de ir al baño ¿cómo podría sobrevivir ese mes o dos meses allí sin comida ni agua!?. Aún así no estaba desesperada, al contrario demasiado tranquila para una situación así, segura que alguién me rescataría. Mientras llamaba a casa (porque voilá, tenía celular) y avisaba que no llegaría a tiempo dado me había quedado encerrada en un ascensor, vi como depronto (otra de las maravillas de los sueños), el asesor se convertía en una especie de cubo de vidrio y podía ver todo al exterior, bajaba al primer piso, salía a la parte externa y frontal del edificio y observaba muchas personas y hasta carros de policía al frente (todo dentro de ese cubo de cristal). “¿Será que están aquí por mi porque me quedé atrapada en un ascensor?”, pero algo me decía que no, estaban por generar publicidad para la empresa o algún otro motivo, pero no por mí; en ese momento me desperté.

Lo primero que pensé fue en el cuarto piso en el que estaba ubicada esta oficina en mis sueños. Mi número de apartamento es 403 y mientras escribo esto caigo en cuenta que la oficina a la que voy el día de trabajo presencial (en mi trabajo corporativo) es la 403. Casualidad? ¡Por supuesto que no!, nada es casualidad. Claramente en mi inconsciente me siento atrapada, en una jaula de cristal desde dónde miro hacía afuera sin tomar acciones, con puertas que yo misma me he cerrado. ¿Por qué sigo viviendo aquí? por los pajaritos seguro que no, si tanto me hace falta su canto y suponiendo que no encuentro un solo lugar en el mundo dónde los escuche (lo que es bastante improbable) puedo por último poner un disco y reproducir su canto, así que ese no es el motivo, es algo mucho más profundo, asociado a mi historia de transformación. Y eso me llevó a plantearme una serie de preguntas: ¿Desde dónde estoy tomando mis decisiones? ¿Desde el miedo y la incertidumbre que implican los cambios? o ¿desde el amor y el placer que me produce seguir mis sueños? ¿A quién espero para que tome decisiones por mí? ¿En que estoy encerrada? ¿En alguna creencia que me limita? ¿En dónde está mi hogar? ¿Es un lugar o está dentro de mí? 

¿Qué significa este lugar para mí? Vienen a mi mente ideas contradictorias. Por un lado significa el estar en un lugar que me refuerza que soy capaz a pesar de las circunstancias, que soy fuerte y resiliente y puedo con los retos que la vida me plantea. Por otro lado, sigo aquí esperando, esperando que alguien venga a rescatarme tal como en el sueño y eso no va a pasar es seguro (las personas de mantenimiento no estaban disponibles). Tengo que encontrar por mis propios medios como salir de eso que me encierra, lo que significa tomar el control de aquellos temas que anhelo pero que al mismo tiempo me dan miedo. ¿Qué me da la seguridad que necesito para hacerlo? Tener un plan me da seguridad. No improvisar me da seguridad. Pero cada día tengo que ejecutar una actividad de ese plan para poder llegar al objetivo, de lo contrario no sirve de nada y seguiré encerrada. Es momento de salir, grita mi alma que me habla a través de los sueños, es momento de usar mi resiliencia y creatividad para salir del encierro.  

Y a ti, ¿Qué es eso que te encierra? ¿A quién o qué esperas para que te recate? ¿Hay que te da seguridad y que puedas utilizar para salir de ese lugar dónde no quieres estar?

Rocio Consuegra. Mentora en desarrollo personal y terapeuta holística. Creo espacios de sanación emocional dónde cada persona puede reconectar con su propósito de vida y habitarlo con presencia, sentido y autenticidad

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